Cuando el momento pierde su sentido
todo deja de ser importante,
hasta el crepúsculo de esa voz
que nos cubría del sol de la tarde
y llenaba sus silencios
amargos, como la noche
sin estrellas, de sonrisas.
Un jardín se descuelga
de la copa de un árbol
Ven -me dice.
Acuéstate conmigo
beberemos y cantaremos
historias imposibles
hasta olvidar nuestros nombres
Que la memoria de los árboles
y las nubes, sean una
con nosotros, aprenderemos
su lenguaje secreto
y escribiremos nuestros alias
en el vuelo de las garzas
Podremos ser felices.
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